domingo, 27 de marzo de 2011

Después de tantos meses, hoy me he atrevido, hoy ha sido el día en el que he encendido mi viejo ordenador y he visto tus fotos, nuestras fotos. Todas aquellas que antes odiaba, no me bastaba una, solo quería repetirlas una y otra vez. Qué momentos tan bonitos, como lo recuerdo. Luego, he abierto una carpeta, aquella carpeta llena de recuerdos, de conversaciones, cartas y canciones. He leído la primera que me enviaste, como lo recuerdo, lo nuestro era imposible… ¿recuerdas tu viaje a Italia? En una semana, yo pensaba que te iba a perder, sin poder tenerte; pensaba que en unos pocos días ya no estarías y no podía. Me encantaba cuando me llamabas en mitad de la tarde, solo para saber que te recordaba, 1,2 o 40 minutos, daba igual. Solo hablar. Mi corazón se acaba de romper y he estallado a llorar. No he podido evitarlo, ya lo sabes, soy una llorica. Algo que a ti te encantaba. Hice una promesa, pero pensaba romperla, así de golpe, sin pensarlo dos veces, para poder llamarte, para saber de ti. Para escuchar tu voz.  Ha pasado tanto tiempo, pero claro, ha pasado lo de siempre, el miedo a vencido al valor, y no he conseguido marcar el último número de tu teléfono, el 8; un simple número, ¿recuerdas? Mi número de la suerte y tu inicial. El miedo que lo rompió todo y sigue con más.

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